Los colores fríos (Azules, morados, turquesas y algunos verdes) transmiten serenidad y calma, una sensación generalizada de frío y frescura. Funcionan muy bien en habitaciones y cuartos de baño.

Los cálidos (Naranjas, amarillos, rojos...etc) inyectan vitalidad y energía en los espacios con los cuales se decoran y se pueden utilizar en todo tipo de estancias: cocina, comedor, baño, dormitorio y sala de estar.

La clave, para no saturar las habitaciones, va a ser el modo en el que incorporemos las diferentes tonalidades.

Fuente: Fotocasa Life